lunes, 6 de junio de 2011

Las hilanderas: texto narrativo

Aracne era una muchacha que no llegaba a los 14 años, pero que ya desempeñaba un gran oficio en la Corte siendo criada del rey. Un día fue a comprar varios hilos para la preparación de tapices, que las tejedoras necesitaban para trabajar. Cuando volvió, ya cansada, vio a su gato Tejo, solitario, y pensó en jugar con él. Tejo no rechazó la propuesta, y empezó a jugar con ella, con alegría y emoción, ya que no había visto a su dueña desde hace mucho tiempo. Jugó con su gato, hasta que algo extraño lo asustó, y huyó a una sala cercana. Aracne entró en la habitación, que estaba decorada con colores armónicos, y una manta de color rojo; era la sala de las tejedoras de tapices, a la que nunca había entrado y que simplemente pasaba de largo. Al intentar coger a su gato, arrojó varios trozos de lana que acabó recogiendo tranquilamente tras atrapar y tranquilizar a su pobre gato. Mientras iba recogiendo los trozos, escuchó las interesantes conversaciones de las tejedoras sobre su vida, y el duro trabajo que habían desempeñado hasta entonces. Cuando la joven  acabó de recoger los trozos, contempló el maravilloso tapiz que habían elaborado las tejedoras, y que ilustraba una curiosa y compleja fábula, que varias mujeres admiraban su belleza. Aracne se dio la vuelta, y vio como una tejedora, trabajaba con rapidez y sencillez, cómo si tuviera un don para ello. Entonces abandonó despacio la sala mientras la admiraba, hasta que llegó a la puerta seguida de su gato, y salieron pensando en lo bella que era la habitación.

Las hilanderas

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